jueves, 21 de octubre de 2010

Eutanasia (o "editorial con título provocativo y alegórico")

Desde que leí "El Enterrador" de Thomas Lynch, he pensado que nuestra sociedad ha perdido la capacidad de discutir, de aceptar que las contradicciones son inherentes al ser humano y de celebrar la heterogeneidad. 

En su ensayo "Crapper", Lynch traza una alegoría entre nuestra incapacidad de lidiar con la adversidad y nuestros hábitos excretorios.  El inodoro cambió la forma en la que nos relacionamos con la corruptibilidad de la carne, la tecnología nos ha vuelto distantes de nuestra inescapable vulnerabilidad.

Negarle el acceso a alguien en una red social ("eliminar" o "bloquear") es una especie de muerte piadosa:  Cortamos los canales de información para evitar el sufrimiento.  Nuestro.  Ajeno.  Mutuo.  Hace algunos años, sería entendible considerar este homicidio virtual como algo inmaduro, sin mayor relevancia.  "Es solo Internet".  Pero nuestra capacidad de relacionarnos se puede equiparar a nuestra habilidad de administrar y discriminar información.  Lo hacemos en la vida real.  Las redes sociales son parte de esa vida real porque son pocos los nodos infomativos que permitan o aboguen por el anonimato.  No hay un avatar.

Internet nos permite rodearnos de gente que reafirma nuestras opiniones.  Casi todos los grupos de Facebook se crean sobre lugares comunes y, tras un intercambio de anécdotas, el entusiasmo se va apagando hasta que ese grupo se convierte en una huella residual de algo en lo que ya no participamos.  No hay valor estadístico en la disidencia (Solo hay un botón de "me gusta").

Reconozco que mi habilidad para discutir se ha mermado bastante.  Últimamente, me veo en aprietos para poner ejemplos tangibles de las cosas que trato de decir. Tras hacer una demostración de un punto, pierdo mi equilibrio cuando alguien me pide ejemplos o casos.  Supongo que es algo así como un "síndrome de semiosis involuntaria" en el que, súbitamente, creo que el discurso es el ejemplo.  En mi cabeza, soy claro y espero a que mi interlocutor corrobore lo que digo por su cuenta. No solo me desespera estar equivocado sino ser incapaz de demostar que tengo la razón cuando creo tenerla.

Siento que me he rodeado de gente que tiende a estar de acuerdo conmigo y, a veces, solo quisiera un contendor que me permita poner a prueba los límites de mis creencias. A veces solo quiero salir de mi "zona de comfort", así sea temporalmente para recolectar ejemplos y no darme a mí mismo por sentado.  Quizá a través del ejercicio me afecte menos desconocer algo o estar equivocado en algo más.

Es más fácil "eliminar", "bloquear", "borrar" (y vaya uno a saber si "vaporizar", "deconstruir" o lo que tengan en mente las nuevas redes sociales) que discutir, pelear, aprender, enseñar.  Espero que esas habilidades no se atrofien jamás.

1 comentario:

  1. Yo creo que el problema, es que realmente nos estamos homogenizando... al igual que tú, en este momento no tengo una prueba o ejemplo tangible pero siento que el tercer capitalismo y los sistemas de control han llegado a un nivel de sofisticación tan increíble que sencillamente, así seamos de colores distintos, todo cabemos en el mismo saco... Facebook, por ejemplo. Bueno, ahora sí se me ocurre un ejemplo, bastante limitado y cuestionable, pero creo podría funcionar: Lo que el señor Santos hizo al conformar un gabinete formado en gran cantidad por sus opositores durante la campaña es un método de abogar por la pluralidad sin discusión(que para mí es una forma de homogenización paulatina en voz baja)...
    Ahorita mismo, estoy haciendo una investigación al respecto... acerca de esos procesos de fagocitosis que acaban con la diferencias... y he encontrado cosas más bien desagradables, donde las diferencias están sólo en la periferia, por eso es difícil discutir con ellas... toca salir del centro donde vivimos(nuestra red de amigos en fb) a un lugar incómodo y al que además es difícil de acceder.

    Ojalá, como dices tú, las habilidades de discusión no se nos atrofien jamás, pero lamento decir, que en lo que veo, es justamente eso lo que está pasando.

    Un saludo compañero, tiempo sin leerlo y usted tiempo sin escribir.

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