viernes, 25 de marzo de 2011

Día de Grandes, Medianos y Pequeños Errores en Buenos Aires.

Ya tengo casi 30 años y, sin embargo, la gente me trata como una especie de niño alienígena que no entiende la conducta humana.  No digo que no tengan razón: sigo cometiendo los mismos errores.  Sigo entregando notas enigmáticas a las chicas que me interesan (cuando sé - ¡lo sé! -  que las notas y cartas implican cierta intimidad, como si leer una carta fuera pedir un minuto a solas con alguien), sigo siendo terco hasta las últimas instancias del "¡déjame en paz!", sigo siendo más intenso que paciente.

No es ignorancia.  Es terquedad.  Es una búsqueda triste de alguien que sepa recibir la madeja de mi pasión para desenredarla y volverla un hilo conductor.  ¿No me pasó hace ya varios años?  ¿No me pasó cuando escribí sobre mi ruptura con Natasha?  ¿No me pasó cuando escribí un post desafortunado en el que pedía un intercambio de piropos guarros?  Me pasó, me sigue pasando.  Cada vez que abro la boca es para decir alguna estupidez.  El eterno imprudente, con la frase "Fue más chistoso cuando lo pensé" en la punta de la lengua.

La verdad, tengo cada vez menos paciencia para explicarme.  Y eso que, creo, me he vuelto un poco menos complicado.

Sigo cometiendo los mismos errores.  Muchas veces, lo hago deliberadamente.  Es una esperanza débil de encontrar a alguien que no me pida justificarme, moderarme, bajarme el volúmen, cambiar, sonreír cuando no quiero sonnreír o ser serio cuando no encuentro la solemnidad en una situación.  "Pataleta de ahogado", creo que se le dice a esa clase de desespero.  "Llamar la atención", como se suele conocer al gravísimo crímen de la extravagancia.  "Ser irreverente", como más de un amigo llama sarcásticamente a la incongruencia ente lo que se sabe y lo que se hace.

 De nuevo (el eterno problema de Juan Herrera): no se trata de sexo.  El sexo siempre ha sido una metáfora de la intimidad para mi.  La proverbial cama vacía es una vida en la que las noches no tienen más interlocutor que mi presencia web.  El cuarto, el cuerpo, los besos, las caricias son la implicación y no el hecho.  La aventura no es la aventura furtiva sino la aventura de emprender algo con alguien.  Cada cosa, cada disparate es eso, pero también es muchísimo más.  El sexo siempre va a ser algo más que sexo para mí.  Es, al menos, un idioma que se habla cuando no se quiere estar solo, cuando no se quiere confrontar la mortalidad propia o cuando se quiere saltar a un abismo de la mano de alguien.

Estoy en una tierra que aún no acabo de conocer, en el Status Quo más deprimente de los últimos 20 años (muerte de la cultura popular, tendencia a la derecha en América Latina, auge y loas a la idiotez colectiva...), a punto de cumplir 30 años, sin mis amigos y sin el aliciente de una pareja que haga de esto un proceso más llevadero. Este es un país burocrático donde las diligencias dan tiempo para pensar mucho.  Pienso en todo lo que extraño (y solo llevo un poco menos de dos semanas...), pienso en el presente (que cada vez entiendo menos), en la gente que me rodea....

Me siento solo.  Ese es todo el problema. 

martes, 8 de marzo de 2011

Elegir

Elegí decir lo que pienso. Decirlo o escribirlo: trato de no dibujar esa línea.  Muchas veces lo hago donde nadie puede escucharme o leerme.  Tengo una colección de ideas que van a ser buenas cuando sean póstumas.  Por ahora son ideas en estado larval.  Durante mucho tiempo evité decir o escribir algo porque terminaba en peleas que solo se ganan o se pierden por fatiga.  Si es aburrido, es cierto.

¿Cuándo pasé de la lírica a la retórica?  Era mucho más feliz cuando era irresponsable de todo lo que escribía en otros blogs. Siento que mido mis palabras más, que elijo con ojo de sastre a mis enemigos.  Llegó un punto en el que escribía para explicar por qué escribía lo que escribía.  Joyce se podía dar el lujo de tener diccionarios para el Ulises.  Creo que es mejor darle un poco más de crédito a quienes leen lo que escribo.

Elegí no buscarla en Argentina.  Hace poco me enteré de que vivía allá, que tiene su novio allá (posiblemente vive con él).  Ya tuve la oportunidad de estar en su vida y fui increíblemente torpe.  Lo mejor es que sigamos manteniendo esta cordial distancia.  Tal vez no llegue a amar a nadie más de esa forma (partes iguales de ternura, obsesión y deseo).  Es mejor así.  Me queda muy poco corazón para quien venga a mi vida.

Elegí dejar de fumar.  Por si acaso, elegí perdonarme si recaigo.

Elegí trotar una hora diaria.  No pensé que fuera posible pero lo logré.  Eso quiere decir que estoy en el mejor estado físico de mi vida.  Todavía no me veo atlético cuando troto.  Nada de imágenes de una sombra que parte las aguas a su paso... pero es un comienzo.

Elegí a mis amigos.  Contados con una sola mano los mejores.

Elegí "Prince Charming" de Adam Ant como la canción que voy a escuchar en mi cabeza cada vez que una voz (ESA voz) me diga que estoy siendo "muy ridículo", "muy afectado", "demasiado dramático", "tomándome muy a pecho", "dándole importancia a maricadas", "haciendo una tormenta en un vaso de agua", etc...

"don't you ever, don't you ever
lower yourself, forgetting all your standards
don't you ever, don't you ever
lower yourself, forgetting all your standards

Prince Charming

Prince Charming
ridicule is nothing to be scared of
don't you ever, don't you ever
stop being dandy, showing me you're handsome"



Y, finalmente, elegí no volver a escribir estos posts de autoafirmación a partir de hoy.

martes, 22 de febrero de 2011

anamilenararo (un post algo largo)

Me gustaría sonar un poco menos obsesionado, pero encontré esto ayer y he estado con la nostalgia a flor de piel. 

Han pasado cuatro años desde que escribí un post sobre Ana Milena Ramírez, una chica que recuerdo muchísimo de mis primeros años en el San Mauthausen.  Traté de describirla sin mayores idealizaciones pero era imposible.  Ojos claros y enormes, piel aceitunada, piernas larguísimas, el pelo corto, delgada. 
Recuerdo con algo de claridad (y posiblemente algunos detalles que mi imaginación quiso aportar) la primera vez que hablamos. 

Bueno... ¿Uno puede decir realmente que un niño "habla con alguien" cuando conoce a otro niño?  La comunicación infantil es un poco más metafísica, partes iguales de sorpresa - ante el descubrimiento de no ser el único niño en el planeta Tierra - y una interpretación bastante rupestre del lenguaje gestual.

En un minibus gris oscuro manejado por un tipo gordo, malgeniado, medio brocha, de gafas, creo que de apellido Garavito. Creo que la directora de ruta se llamaba Nancy.  La Ruta 1 del San Mateo me recogía a las 6 y pico de la mañana al frente del Edificio Sucre (que queda en la 19, cerca de la Tadeo)  Los primeros días de colegio pasé desapercibido (lo que es una proeza, considerando que mi lenguaje era bastante florido para un mocoso de siete años y que hasta el día de hoy hablo solo).  Conservé casi todos mis amigos en la transición del Grimm's Kindergarten (filial del San Mauthausen y, extrañamente, un sitio increíblemente hermoso a comparación del campo de concentración que era ese colegio).

El colegio solía empantanarse frecuentemente en una época en la que Bogotá era fría, nublada y llovía por días.  Olía a ciénaga y a mierda de llama (había un par de llamas cuya presencia, hasta el día de hoy, no entiendo).  Aparte de un par de instrumentos de tortura hechos con tubos oxidados y sostenidos por una capa de pintura blanca, una cancha de fútbol al lado de un territorio prohibido que todos conocíamos como "el bosque" (una franja de eucaliptos y pinos que lindaba con una cerca de alambre de púas donde encontraban gatos muertos cada semana y se inventaban leyendas urbanas) y una cancha de basket que hacía las veces de Plaza de los Héroes durante las izadas de bandera.  Un colegio que parecía diseñado por El Pobre Werther y ni siquiera las carteleras de colores y la pedagogía bobalicona de los ochentas podía quitarle el aire a novela de Julio Jiménez.  Definitivamente era un lugar bastante, bastante hostil.

No recuerdo muy bien el hecho específico, pero supongo que fue algo desencadenado por mi antipatía natural.  Soy esa clase de persona que incomoda sin saber por qué.  Un grupito de niños de Segundo (forro verde para cuadernos y libros) comenzó a montármela (Transición, forro amarillo en cuadernos y libros).  Aprovecho para sapearlos, porque no lo hice ese día:  René Montero, Juan Carlos Bermúdez, Ana Milena Ramírez.  Miss: ellos fueron.

Al percibir la agresión, me deshice en llanto.  No un llanto estridente, no ese llanto que convierte a padres sensatos en parricidas.  Mi llanto era un llanto quedo, chiquito, frágil.  Era esa clase de llanto que te hace pensar que en verdad le has hecho daño a alguien, inmerecidamente, que has tomado a una pobre criatura y la has destrozado de una forma tan brutal que solo puede emitir esos ruiditos y ese par de lágrimas porque su ser no da más de sí.  No creo que haya sido la primera vez que experimenté la agresión (Años atrás, un niño en Santa Marta me había dado un puño en la cara por tomar su ventilador a pilas), pero fue la primera vez que sentí cómo un grupo se formaba para molestar a otro niño.  A mí, al niño que hablaba solo y se inventaba amigos imaginarios porque vivía en un apartamento en el centro.  A mí, al centro de mi mundo, todo pulsiones del Ello.

No sé qué parte conmoví de Ana... creo que un sentimiento de culpa profundo (y un instinto maternal bastante precoz) la obligó a asumir un rol de madrina.  Sobra aclarar que esto es una conjetura que hice recientemente.  Recuerdo que era bastante rebelde (para los estándares disciplinarios del San Mauthausen, que prohibían cualquier cosa que no fuera rezar el Padre Nuestro en inglés por las mañanas y descomponer proteínas en aminoácidos).  La bufanda azul era, de alguna manera, un desafío a la norma.  Por eso su nombre estaba inscrito en tiza casi que indeleblemente en una lista de escarnio público llamada "Consejo de Disciplina".  Sus ojos podían ser los ojos más dulces del mundo y los más fieros.

Un día desapareció.  Creo que tanto ella como sus papás se cansaron del San Mateo o posiblemente comenzó a tener problemas académicos.  Nunca lo supe.  Solo supe que ya no estaba.

Pasaron varios años y, por temporadas, quería buscarla.  Retomar una amistad, recuperar un recuerdo, volver a ver esos ojos (y, con el advenimiento de la adolescencia, corroborar el desarrollo de esas piernas interminables).  Nunca volví a saber de ella hasta hace un par de días.


Quería saber qúe contenidos existían bajo mi viejo seudónimo: Rev. Jakob Koshkat.  Encontré miles de entradas viejas de blogs, algunos ensayos que escribí en foros sobre satanismo y en una de las búsquedas más lejanas, encontré un blog del 2008 donde me mencionaban:

"Hace poco por pura curiosidad decidi buscar que encontraba en los servidores si tecleaba mi nombre...y me lleva una sorpresa cuando veo que mi nombre me dirigia a la pagina de blog de alguien que se hace llamar Rev Jakob Koshkat y me disculpo si ese es su verdadero nombre, pero realmente no recuerdo a nadie llamado asi."



Era Ana Milena.  No pude contener un llanto quedo en nombre del niño que se quedó extrañando a una niña alta, flaca, de ternura hostil.

No, mi nombre no es Jakob Koshat. Me llamo Juan Camilo Herrera.  El "Camilo" casi no lo uso.  Vivía en el centro, en el Edificio Sucre, al frente de Jardines de Fenicia y al lado de la Tadeo (y de ese parque con esculturas espantosas).  Estuve en el San Mateo del 89 al 94 y también lo odié.  Estuve en el San Carlos del 94 al 98 (repetí Séptimo) y en el Colombo Gales hasta el 2001.  Viví en Estados Unidos un tiempo y volví para estudiar Comunicación Social en la Javeriana y luego Gastronomía en LaSalle College.  Me largo a Buenos Aires en tres semanas a buscar suerte.

Algunos recuerdos sueltos sobre Ana:  Una lucha por mi custodia con una niña de apellido Potes, un recreo lluvioso que pasamos en el salón de "danzas" resguardándonos del frío y de las goteras y un episodio de bus no muy claro (creo que se varó o hubo un trancón monumental) en el que estuvimos en esa camioneta hasta que oscureció.

Si llegas a encontrarme otra vez por acá: búscame en Facebook (Juan Camilo Herrera Castro, la foto de un zorro).  Sé que no somos un niño y una niña en un colegio dantesco sino un tipo ya casi llegando a los 30 y una mujer con una hija.  Sé que ninguno de los dos quiere recordar el San Mauthausen (y lamento haberte hecho desempolvar ese recuerdo) pero creo que cada ser humano es un libro y siento muchísima curiosidad ante la idea de encontrar en tí un párrafo sobre mí en el que yo no soy tan cínico.

Si no me encuentras, no te preocupes.  Saber que estás bien es suficiente para mí.

sábado, 19 de febrero de 2011

Entrevista Conmigo Mismo

1.  Introducción.

Cuando quise escribir, no pude.  Miré la página en blanco treinta segundos con ganas de llorar.  Me sentí como un idiota, como una farsa.  Una voz me dijo "Sí, imbécil.  De los mismos autores de 'soy el mejor escritor de mi generación pero todavía me estoy perfeccionando'.  Esta va a ser tu vida: mirar una pantalla en blanco, buscando algo que suene medianamente bonito para impresionar idiotas.  ¿y todo para qué? Para mandar cuenticos a concursos interdepartamentales y morirse de hambre haciendo traducciones de fórex".

No me voy a hacer el pendejo.  Introducciones como "No sabía de dónde venía esa voz... sonaba algo familiar... era como..." me parecen ridículas.  Sí, se trata de un soliloquio.  Toda mi vida he hablado solo. Todavía lo hago.  Hablo con los espejos de mi casa.  Ensayo monólogos frente al espejo de mi baño.  Ensayo amenazas como Al Pacino en el Taxi Driver de cualquier reflejo.

Quería saber qué sabía esa voz de mí.

2.  Entrevista Conmigo Mismo

-          ¿Vas a comenzar un monólogo?  Qué descortés. Encerrarse de esa forma para poder revolcarte en tu propia lástima  es, por no decir más, parafílico.  Lo sabes bien: esas diatribas  solo buscan exacerbar un existencialismo profundo que no tienes.  Estás NEGANDO la existencia de tus interlocutores y, a la vez, estás asumiendo un patetismo histriónico.  Si quieres dar un grito de ayuda, puedo darte razones para gritar.  Al menos así no te olvidas  que tienes un público.
-          Vete a la mierda.  Estoy escribiendo.
-          Si quieres me puedo poner la piel de esa ex que tanto extrañas.  Es más.  ¿No has notado cómo mi voz y la suya se parecen?  No es coincidencia.
-          También suenas como mi papá.  O como ese profesor de matemáticas que aterrorizaba mi salón de clases.  De hecho, suenas como yo remedándolos…
-          Tienes talento para remedar a otros.  Eso se ve en tus cuentos.  Por ejemplo: esto que estás escribiendo, este… “dialogo” entre dos naturalezas opuestas es casi que una parodia de Jhonen Vasquez.  El protagonista con una misión, sus propias voces como conflicto… de hecho, ¿no es eso un ejercicio del taller de stand-up de Judy Carter?  ¿”Confrontar tu crítico interno” o algo así?  Si estás tratando de escribir algo a partir de un ejercicio de creatividad (y perdóname mientras me río en tu cara), no eres muy distinto a esas banditas de rock de chichinabo que solo tocan blues mal hecho y escalas pentatónicas.  Mira: si eres capaz de decirme “soy un fraude”, tal vez pueda ayudarte a escribir algo decente.
-          No estoy haciendo esto por nadie más que por mí.
-          …solo porque no puedes dibujar o hacer música o cocinar.  Aparte de querer alimentar esa ilusión patética de ser un artista, no veo por qué estás perdiendo el tiempo.  Esto no es un bloqueo creativo: Es el deterioro natural de la greda con la que te forjaste esa máscara de intelectual que llevas usando para justificar tu torpeza social.  Tu cara creció, tu máscara no y las grietas son vencimiento del material.
-          Porque ninguno de los dos aguanta un concierto de rock de bandas locales.  Le he perdido gusto al rock.  Sobre todo al rock clásico.  Se supone que es el origen de todo pero… nunca evolucionó.  Durante los ochentas, los peores discos fueron los de artistas de los sesentas y los setentas tratando de no caducar.  No digo que hubiera sido mejor verlos morir, pero… ¿por qué no desaparecieron como Scott Walker?   Hubiera sido medianamente digno.  Daría menos asco.
-          Eso no responde mi pregunta.  Podrías estar follando con alguien.
-          ¿Con quién?  Con una de mis ex –novias que tanto me quiere.  Con una de esas chicas que no saben qué es lo que quieren y buscan en mí un error lo suficientemente grande como para decir que tocaron fondo y luego subir a la superficie.  Una de esas chicas que busca un sicólogo y no un amante.  Una de esas chicas que busca un amante, un novio, un confidente y un proveedor en cuatro personas distintas.  ¡Espera, tengo una idea mejor!  ¿Por qué no trato de pasar la noche con esa chica con la que pasé la noche y fue un fiasco?  Si, la que no hace sino meter la pata cada vez que habla.  ¡No, no, mejor  aún!  ¿Por qué no vuelvo a salir con chicas de 18?  Una chica con tendencias suicidas, plurisexuales, farmacoadictivas y que además tenga mal gusto musical.  O mejor, que le guste todo lo que amo para que luego lo termine odiando a muerte.
-          ¡Ajá!  ¡Al fin!  ¡Estamos volviendo a los viejos hábitos! ¡Eso, infeliz! ¡Revuélcate en tu miseria!  ¡Maldice la suerte que has tenido y que no te mereces!  ¡Anda, escoria!  ¡Hay que ser vil y malagradecido cuando se habla del pasado, más si hubo una cama de por medio!  Sabía que íbamos a llegar a ese punto.  No era sino tocar ese tema y, tal como lo pensé, salió a relucir esa naturaleza desagradable.
-          Lo triste es que, de ser cierto todo lo que dices, solo me estás obedeciendo.  Sé que en este momento quieres hacer una pregunta retórica y hacerme creer que te sorprende este hallazgo.  Eres un mecanismo que satisface esa necesidad mía.  Me das una razón para refugiarme en la autocompasión.   ¿O es que crees que no reconozco lo cíclico en una depresión?  ¿Crees que no reconozco lo adictiva que es?
-          Sigue… te escucho…
-          Eres ese espacio entre los dientes que te pide que lo hagas sangrar con la seda dental.  Ese pequeño dolor deseable que me genera una cucharadita de endorfinas.  Algo que creé para causarme una molestia.  Quieres que recuerde los malos momentos, los defectos que prefiero ignorar, mis envidias, mis frustraciones porque sabes que ese dolor genera un pequeño estímulo.
-          ¿Y qué hago?  ¿Me derrito como la bruja del Mago de Oz? No… ya sé a qué va esto: Quieres que trabajemos juntos.  Como soy una parte de ti y todo lo inherente a ti quiere que sobrevivas y que estés bien (así se manifieste con el odio y el asco que me generas) entonces quieres que trabajemos por una causa común o alguna idiotez por el estilo.  ¿De eso se trata?  No me pagas lo suficientemente bien como para que tenga esa clase de deferencias contigo.
-          No, solo quería decirte que sé quién eres.
-          Remata esto con un cliché.  Por favor, di: “Eres esa parte de mí de la que me protege mi conciencia”.  Si fuera una quinceañera y leyera eso, estaría mojando cuco.  “¡Oh, qué profundo y misterioso!  ¡Es como un hombre común, pero atormentado por un pasado indescifrable!  ¡Quizá deba entregarme a él y sus deseos para encontrar respuestas!” Qué puto payaso…
-          Todo lo vuelves un asunto sexual.  Si quieres follarme, dímelo.  ¿Es eso?  ¿Te frustra tanto que vivamos en un mismo cuerpo porque no me puedes follar?  ¿Te frustra porque solo uno de los dos puede tener acceso a la felicidad, a la tranquilidad, al vacío mental y a la inocencia de ese momento después de alcanzar un orgasmo?  Lo que me faltaba: cohabito con un solterón medio marica y malgeniado
-          Yo no dije nada.  Estás hablando de ti. Qué pesado tan ególatra.
-          Toqué una fibra sensible.  Se nota.  Ahora suenas como una novia frustrada
-          ¡Tú suenas como una novia frustrada!  ¡No se te olvide que soy una parte de ti, que no eres ajeno a este debate!  Aprovecho la oportunidad para decir que, sí, definitivamente sabes a lo que suena una mujer decepcionada.  Prosigue con tu brillante disertación.
-          No sé con qué derecho me acusas de errores de los que tú no estás exento.  A nadie le gusta la gente negativa.  A mí no me gusta.  Pero te encanta sentarte en tu propio podio y hablar mal de todo el mundo.  Nadie te cae bien.  Nadie es lo suficientemente bueno.  Debo aceptar que en eso estamos de acuerdo.   Pero trato de creer en la bondad humana.
-          ¿Otra forma de torturarte?
-          No.  Es lo más cerca que puedo estar de tener fe.
-          ¿Para qué?
-          Para poder levantarme todos los días sin sentir asco ni odio.  No puedo ni quiero perdonarlo todo.  Pero, si existe la bondad humana, tal vez haya algo en mí y no sea tan monstruoso.
-          No lo eres.  Tu problema es que te crees mucho.  ¿Qué daño le puedes hacer a la humanidad?
-          Se están empezando a confundir nuestras voces.
-          Mierda…
-          Eso era lo que quería.
-          Bueno… supongo que quemaste el fusible, te cansaste de darte palo y ahora sonamos como la misma persona.
-          Si.
-          Qué mierda.  Es como la política en Colombia: la oposición no dura un carajo…
-          ¿Será que eso me hace un neurótico a la colombiana?
-          Yo creería que sí…
-          Dejemos esta discusión para luego, ¿vale?
-          Vale.
-          Nos vemos.
-          Suerte. Te cuidas.
-          Lo mismo…
-          Bye..
-          Bye…

martes, 30 de noviembre de 2010

Intento circense de darle orden a mi cabeza por un momento.

Tal vez no exista más verdad que la ciencia.  Pedir, al menos en el escenario cotidiano,  una correspondencia cercana a la totalidad entre la opinión y el hecho es demasiado, casi abusivo.  Muchos comediantes repiten aquello de la mentira como el secreto de una relación exitosa.  Yo tengo problemas a la hora de la verdad.  Desde mis primeros encuentros con Nietzche (y con quienes lo leían patosamente, como adolescentes eccéntricos) he dicho que no existe verdad.  Solo existen verdades.  A lo sumo podemos elegir algunas que guarden cierto parecido con la definición más universal de realidad que se tenga a la mano.  Casi todo es arbitrario y priman las intenciones sobre los hechos.

Es una libertad miedosa que nos empuja a buscar lo conocido, una mutación metafísica que, a la larga, no es más que una reiteración del zeitgeist.  Sueño con una anarquía, pero temo que esta solo sirva para ratificar mi derecho a vivir como siempre he vivido (en vez de emprender otros rumbos) y conservar mis miedos como privilegio burgués. Si ni siquiera existen verdades (o, mejor, si no existe ninguna virtud real en la verdad), existir es un acto de fe, pero me desagrada bastante ese planteamiento cartesiano que ha llevado a más de un incauto a abogar por la teología... hay que ver a lo que lleva la fatiga mental...

Una parte de mí aún cree que la fe y la esperanza son distintas.  Soy humano y las ortodoxias no se me dan bastante bien, por eso tengo que aceptar una debilidad inherente.  Lo siento: no puedo ser nihilista ni misántropo... soy menos pesimista de lo que aparento ser (pero para muchos no es suficiente.  De nuevo, lo siento: no soy tan optimista como lo podría ser).  Rechazo por principio la fe, pero abogo por la esperanza.  Ambas son contingencias que no dependen de la razón y solo están atadas a mi weltschmerz en un saudade lánguido.

Si debo tener fe en algo, prefiero tenerla en la bondad humana y en el Amor.  Son tan improbables como un dios y requieren maromas lógicas y semánticas para existir.  Pero, a diferencia de cualquier deidad o fenómeno paranormal, he podido evidenciar ambos fenómenos.  Es el alivio que mi naturaleza esencialmente ingénua encuentra para desbordarse en la capacidad humana de creer.

Si no hay más verdad que la ciencia, lo demás es un ejercicio diseñado para matar el tiempo mientras estamos vivos.  Libres de todo propósito, de todo plan divino, de toda fatalidad... creo que es la única forma de destruir el mundo que conocemos y crear uno totalmente nuevo con las cenizas.  Es mi única esperanza.

sábado, 13 de noviembre de 2010

The Glass Was Imaginary To Begin With!

("Traduttore, tradittore".  Le pido perdón a quienes no hablen inglés, pero quería publicar este texto tal y como lo concebí.  Prometo una traducción pronto.  Gracias.)

I've been thinking about this for a while and, the more thought I put into it, the less I understand our culture.  To many, this might be taken as my ultimate declaration of curmudgeonness.  Maybe some of you will link this to the fact that I'm going to be 29 in a few days.  Some of my closest friends might infere (and not without reason) that I need to get laid more often, since the subsequent liberation of endorphines and blood irrigation around my crotch area might help me with my male PMS.  Former love interests will ratify that I'm a drama queen and that this is my last attempt to attract attention towards myself.

However, even if ALL of the previous reasons were true (at the same time, sequentially, intermitently or at random), I think there is some truth in it.  Something to investigate or to ponder on nights like these.  So, please, even if you think that these ideas are a sophisticated system of whining, give me a chance.  Your prejudice won't let go that easily, so it is okay to think with a tilted logic about all this.  It's fine, you'd do the same for me. So, with no further ado, here's the thing:

We really need to put this whole happiness thing under control.

I don't understand when the hell happiness became less of a feeling and more of a value.  All of a sudden, there is something wrong with you if you're not happy with your life.  I think that this senseless pursue of endless joy is lowering our standards.  "Well, as long as he/she is happy..." is a lifetime (or even a death) sentence because it confines any possibility of joy to really limited scenarios and it relieves us from any responsibility we might have with others, letting them maim and mutilate their expectations in order to fit a smaller frame.  If he is happy and she is happy, we should let them at it... right?

Wrong!  There is a point in our lives on which we compromise what is really sacred to us. Being the best real estate agent beats being a rock star?  Being a rockstar beats being an astronaut?  Shit... being what you always wanted to be beats being what others expect you to be?

It starts in our childhood, when each bruise, scar, bump, papercut, boil and infection reminds us that maybe we are not well-suited to be Batman, so we settle for the next best thing.  Then, social interaction and hormonal imbalance (the two pillars of teenage life) give us a new perspective of what we can do: pretty much have orgasms, get intoxicated and have a better body.

Social interaction with a restored hormonal status and the end of all our academic endeavors force us to shift to a new paradigm: acquisitive power.  Principles and hopes aside, we expect to attain tons of money with as little as we can do.  But this minimum of effort is not enough, so we have to embellish our job with all sorts of appealing, moral, creative, altruistic, noble values.

Even our own lives become an endeavor to ourselves because we have to fill the gaps that our career won't cover with all sorts of glittery badges and buttons.  You know (or, at least, you hope) you are not completely selfish and materialistic, outdated, aloof.  You still give a fuck, right?

"...can't be Batman, can't be a rockstar, can't be a roadie... but, damn, I can be one fuckin' cool accountant and have an organic stash of tomatoes!", right?

In that process, you renounced to the basic conditions of your happiness. You are living a lie.  You have found something else, something that will keep you entertained so you don't have to think of that amazing being you were back then, something so little that you have to lower the bar a few notches to make it fit tight.  You became your balding head, your saggy tits, the greenish circles under your eyes.  You're your power suit, your diploma, your car, your children.  You'll kill and buttfuck the laundry clerk for the stain they didn't remove, you will blame your college loan for the rut you're into, you will shoot that asshole in front of his kids because he hit your bumper (newsflash, genius: that's what a bumper's for), you will ignore and neglect your kids because you HAVE, you HAVE, you SO HAVE to pursue your own happiness because the clock is running and you only have a couple of minutes before it's over.  You will lie to keep your couple by your side, you will fake orgasms to keep his interest, you will fake interest to keep the orgasms coming (to keep coming...), you will lie to your friends so they don't smell the weak urine-like scent of a life completely fucked up, you will lie to yourself and you will say that you're happy, happier than you'll ever be.  You will lie to the mirror, naked and drenched in lukewarm water, craving for that first cup of coffee, hiding that urge to end it all right there.

"Well, if they're happy" my ass.  You betrayed yourself. That's why you're a happiness junkie.

Happiness should never be a goal.  Happiness is there to make our lives easier, more bearable.  It comes in small doses, just like any other emotion. That's what makes joy so special: you can only experienc this much of it.  There are greater goals and challenges other than "finding yourself".  There are bigger questions to ask and greater deeds to be done.  There are songs to be written, books to be read, problems to solve and I think it is selfish if you choose to sit with your thumb up your ass wondering why are we here.  There's no reason.  Not everyone is going to be the next JFK or the next Alex Chilton (but let me tell you this: if you don't know who Alex Chilton was, your life is worthless).  That's the difference between therapy and addiction, that's why you can't have a pill of Ecstasy with your pick-me-up coffee every day: happiness is scarce and it wears off quickly.

The world is chaotic and our brain works to make it remotely understandable to us.  The world has no emotional investment on your feelings, it won't grant you that Ferrari Testarossa and the twin redhead Asian bisexual girls if you really realy really really wish for it. The universe doesn't give a fuck about you.  Not because you're worthless, mind you: it just can't.  The universe is not self-aware nor sentient.  It just is.  There are a few rules we compiled (science, art) and, other than those rules, you're pretty much free to do and believe whatever you want.  If you want my opinion, I would encourage you to spend less time worrying about God (it's more than likely that He doesn't exist) and try to spend more time with your family, have a few laughs with your friends, make mad love to that person you love, have a hearty meal and sleep as much as you can.

Mind you:  I'm not telling you that there is anything wrong with being happy.  Heck... if you can, do it now!  All I'm saying is that, since there's no exact science behind it, stop chasing it .  There is no formula, no secret, no prayer, secret handshake, password, code, method, pill, supository, douche, energy drink, job offer that will guarantee you won't feel the blues ever again.  So knock it off!   All you're doing is burying that amazing person you were when you were younger (sometimes you're an awesome kid, sometimes you're an awesome teen, sometimes you're both...) under layers and layers of bullshit you wouldn't buy back then.  You used to be funny.  Everyone used to.  Everyone had a set of goals and values that were plausible.  You used to.

Stop comforming, stop having small dreams.  No one will care if you were the best in your field.  We will all die and all this stress about meaningless things will be time we didn't spend daydreaming, time we didn't spend watching sunsets, time we didn't spend laughing, time we didn't spend making love or thinking of the name for that dog our future children will rescue from the streets.  There is no time to be lonely.  There is no time to accumulate tons of cash, there's no time to inherit our parents' business, there is no time to find out who's got the biggest cock, there is no time to develop an addiction to opiates, there is no time to get bigger tits, there is no time to get a bigger car.  There is no time for a false sense of superiority when everyone looks like a pawn.  There's no time to please mommy and daddy.  There's no time to have a fanclub that will make you feel better about yourself when your life's a trainwreck.  There's no time to pretend being mystical when you know you wouldn't buy the bullshit you're selling.  No time to be a fraud, no time to pretend, no time to fake.

I just don't have the time to live an empty life.

I know I will never be completely happy.  I miss and crave way too many things.  I am incomplete and that's why I can't be bothered with all the pretense many others deal with on daily basis.  I am angry at the world and full of weltschmerz.    I've been happy, I will surely be happy... I don't expect fulfillment.  I would probably jump from a cliff if I were completely happy:  that would mean I lowered my own standards.  I'm broken, but...

... does that mean that I should not be loved or respected or even trusted?  Does that mean that I am unable to experience empathy?  Does that mean that I advocate suffering and cruelty?  Does that mean that my children will be born with tails and hooves?  That I will steal your babies in the middle of the night to make candles with their fat?  That I will be hung from a tree by angry therapists?  Nah.  I just know that there is nothing worth standing in awe right here, right now.  No need to hold your breath, guys...

That doesn't mean that I will never be happy or that I've never been happy at all.

You know what would make me happier than anything?  To dream these amazing dreams I had when I was 9.  I dreamed of the most beautiful city landscapes that would hide temples within buildings.  On those temples I would find this girl I had a crush on, rescue her and flee to another beautiful city drenched in golden light.  I would be happy if the Vatican was dismantled and Israel abandoned Jerusalem - that'd be a load off of everyone's back.  I'd be really happy if gray Iran became a vibrant Persia again, full of stories and music and art and science.  I'd be happy to find the Dalai Lama having a smoke behind a booth.  I would be happier if the UN would drop boxes of condoms all over the African continent.  I would be happy if I could find Ana Milena (the girl who took me under her kind wing on my first days of school) and tell her that she embedded a seed of hope in me.  I would be happy to find every girl I was too shy to talk to and tell each and every one of them the exact moment thay made my day or my night.  I would be happy if Johnny Marr were to play a tune with Robert Smith.

Until then, fuck it.  I'm a curmudgeon.  My dreams will never be small and that's why it hurts so much to wake up every morning.  My memories of the amazing people you were are, if not intact, well-preserved and it offends me that you are this watered version of the people I met.  I will never give up or give in to whatever money I make: you can't cash my dreams, you can't buy my approval.  I might be heading towards a miserable existance but some of us have to carry the weight of the world upon our shoulders.

The glass was never half-full or half-empty.  The glass was imaginary to begin with.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Solo necesito una respuesta...

Encuentro las noticias cada vez más deprimentes.  No es posible justificar las acciones de antisociales como estos.  Es un crimen y tiene que ser castigado con todo el rigor de la ley.

A la indignación que me produce esto, añado el miedo que me producen quienes comentan en estas noticias.

Necesito una respuesta de quienes lean los comentarios hechos sobre esta noticia.

  • Por un segundo, asumamos que la única solución es "matar a estos hijueputas".  Sociópatas como éstos van a seguir apareciendo y, bajo nuestra aprobación tácita, los seguirán matando.  Nuestro sistema permite usar los reductos legales para retaliación: no tenemos un departamento forense competente, nuestro sistema judicial se basa fuertemente en declaraciones de testigos (como si los testimonios no fueran manipulables o sujetos a imprecisiones de la memoria o de la percepción).  La pena de muerte,en un sistema judicial abiertamente corrupto se puede prestar para satisfacer vendettas personales.  Ni el Estado de Derecho ni el Estado de Opinión han logrado minimizar la impunidad.  ¿Cómo saber, en otros casos, que se está ejecutando al hijueputa correcto o por razones justas?  Por pragmática que pueda ser la solución, ésta no es funcional en una sociedad irresponsable y egoísta.  Las mismas razones por las que estos hechos lamentables y macabros ocurren son las que nos impiden tener un sistema legal efectivo. 
  • La muerte es una medida pragmática pero débil más allá de las coyunturas.  Se puede impedir que un individuo vuelva a cometer un crimen eliminándolo, pero su deuda con la sociedad no se salda.  Las ciencias exactas y humanas han avanzado y lo siguen haciendo, cada día, cada vez más rápido.  Sin embargo, pareciera que los sistemas penitenciarios y legales no se benefician de estos avances.  Es necesario estudiar más profundamente a esta clase de criminales.  Si no pudieron aportar a su comunidad, es al menos justo que sirvan como material de estudio por el resto de sus vidas.  Si necesitan satisfacer su sed de crueldad (porque los comentarios que he leído no son, de ninguna forma, reflejo de un afán de retaliación), esta es la forma.
  • Me sorprende y me asusta leer la cantidad de comentarios homofóbicos."este mon se nota que es un sodomita por que no se larga para españa si es tan homosexual y en cuanto a estos pendejos profesores deveria de existir algo asi como la pena de muerte para estos pendejos y para los %@&#s también que están empezando a pedir derechos en nuestro país pinches gobernantes viven aprobando leyes y no solucionan lo que de verdad afecta el país y si quieren aprobar las leyes de los %@&#es homosexuales", "dios dijo adan y eva, no adan y esteban, manada de locas espere cuando llegue el juicio final van a ver la candela que van a llevar... a los gays los inivito que hagan este remedio que les va ayudar y los protegera contra el sida. tomar. 2 frascos de recino al dia el mismo dia tomar quenopodio en polvo. jugos de piÑa, papaya, y melon tomar un buen laxante no los protegera pero por lo menos sabran para que les sirve el cxxo", "una vez mas queda comprobado que les esperan a los hijos adoptivos de las parejas homosexuales. a una voz a favor de la cadena perpetua para los violadores de niños(as)"
Esta es su puta compasion.  En vez de manifestarse como apoyo a las víctimas y a sus familias, esta es su hijueputa compasión.  En vez de entender que esta clase de enfermos existen en todos los espectros de la orientación sexual, esta es su compasión.  En vez de entender las circunstancias de coerción, de abuso, de inseguridad, de total ausencia de valores que no sean los cuentos de hadas de las religiones hegemónicas, la sique compleja de los adolescentes... esta es su maldita compasión de mierda.  Y, como si no fuera suficiente, tienen la arrogancia de atacar a una comunidad, la comunidad LGBT por las acciones de unos pocos.  Este es su amor por sus hijos, sus prójimos, sus derechos como ciudadanos.  Para ustedes, el Estado tiene que decirnos cómo hacer las cosas porque, según ustedes, TODOS NOSOTROS (heterosexuales, gays, ricos, pobres, jóvenes, viejos... dibujen su Diagrama de Venn y acomódense donde puedan...) somos criminales en espera de una oportunidad.  TODOS NOSOTROS (colombianos) somos tan inmorales como estos criminales y no tenemos ningún tipo de control sobre nuestras decisiones.

¿Estoy exagerando?  ¿Les parece?  Lean lo que han escrito.  USTEDES SON UNA AMENAZA PEOR QUE ESTOS DOS SOCIÓPATAS PORQUE CONSTITUYEN UNA MAYORÍA.  No existe forma de justificar lo que Diego Gutierrez y José Alfredo corredor hicieron.  Es un crimen, es un insulto, es un mal con el que ningún adolescente o ninguna familia tendría que cargar.  Es aberrante, me causa una indignación profunda y solo puedo sentir compasión por las víctimas y sus familias.  Pero hasta que no entendamos que estos eventos son excepciones lamentables a reglas básicas de convivencia, que este despliegue de odio a la sociedad es ANORMAL, una PATOLOGÍA que necesita ser estudiada y tratada para prevenir y controlar efectivamente estas circunstancias, hasta que los padres no tengan la formación (sí: para ser padre, se necesita una estructura mental) para confiar sin juzgar y dar a sus hijos las herramientas para tomar decisiones informadas ESTA ES LA JUSTICIA QUE NOS MERECEMOS Y LOS CRÍMENES QUE PERMITIMOS. 

La estupidez es ignorancia voluntaria.  Si para ustedes es suficiente "matar a esos hijueputas", ustedes están optando por ser estúpidos.  Si para ustedes la oportunidad de causar sufrimiento es más importante que la oportunida de prevenirlo, están siendo estúpidos. 

Solo necesito una respuesta.  ¿Preferimos la estupidez a... qué?